"La
Flor Comunal"
Estudiar y comprender las
características de las culturas de los pueblos originarios y sistematizarlas
para su defensa y desarrollo, fue una tarea a la que Juan José Rendón Monzón
dedicó buena parte de su vida. Después de fructíferas experiencias de trabajo
cultural comunitario sostenidas tanto en la península de Yucatán como en el
estado de Oaxaca (sobre todo en Yalálag y en Juchitán) Juan José Rendón acepta
asesorar el proyecto “Semillas del viento pasado”, a desarrollarse en
comunidades mixes, zapotecas, mixtecas, zoques y chinantecas afiliadas a la
Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), con sede
en la ciudad istmeña de Matías Romero. Corre el año 1988.
Si bien ya en el modelo
pedagógico de alfabetización en lengua zapoteca para la población de Juchitán y
el Istmo de Tehuantepec (1986), Rendón y sus colaboradores –siguiendo a Paulo
Freire– hablaban de diálogo cultural, fue hasta noviembre de 1992 que se
realizó el primer taller de diálogo cultural en la comunidad mixe de Mogoñé
Viejo, perteneciente al municipio de San Juan Guichicovi, donde participaron 30
docentes militantes tanto de la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de
Oaxaca (cmpio) como de la Ucizoni.
Aquí se empezó a considerar
que la cultura de los pueblos indios constituye un sistema, y se buscó
identificar cuáles eran los elementos de la cultura no sólo de los pueblos
mixes, sino de otros pueblos originarios de Oaxaca, tratando de establecer su
importancia, posición y función dentro del sistema. Igualmente se reflexionó
acerca de los cambios que estaban sufriendo estos elementos de la cultura y
cuáles eran las causas que los originaban. Por último se analizaron algunas
alternativas para conservar y desarrollar dichos elementos.
Así se fue configurando una
concepción teórica que permitiría identificar cómo se estructura la organización
económica, política, productiva y simbólica de los pueblos indios; esta
estructura refleja un modo de vida al que Rendón llamó, siguiendo a Floriberto
Díaz, comunal. A este primer taller de diálogo cultural (tdc) realizado en
Mogoñé Viejo, se sucedieron otros, en Rancho Blanco Güilá, en Juchitán, en
Guichicovi, en la ciudad de Oaxaca (en la cmpio y en el cedes 22). En junio de
1994 ocurriría un hecho trascendental, a raíz de que la Coordinación
Universitaria de Apoyo a Comunidades Indígenas, de la Universidad de
Guadalajara, solicitó a Juan José la realización de un tdc en el que
participaron 40 personas, indígenas wixárikas (huicholes), nahuas, académicos y
personal de dicha coordinación universitaria.
Por supuesto, el modelo
teórico al que desde entonces llamamos la flor comunal, y a cuya representación
gráfica han contribuido pintores como Delfino Marcial Cerqueda, Víctor Manuel y
Adrián Gómez, Fernando Botas y el propio Juan José Rendón, ha experimentado
modificaciones.
Es necesario señalar que la
flor comunal es un modelo flexible que debe ser construido a partir de la
reflexión y el estudio de los propios miembros de la cultura, de tal manera
que, por ejemplo, en el tdc realizado en San Mateo del Mar, una población
ikoots (huave) del estado de Oaxaca, los participantes propusieron que junto a
la milpa se incluyera la figura de un camarón o de un pez, ya que su actividad
productiva más importante es la pesca. Por eso es conveniente insistir en que la
comunalidad no es una entidad acabada, inmutable y perfecta, sino que es un
modo de vida en constante cambio y movimiento, que experimenta procesos de
pérdida y transformación. Por último, en la explicación que Juan José Rendón
hace de la flor comunal menciona que la comunalidad tiene tres tipos de
elementos: fundamentales, auxiliares y complementarios. En realidad son cuatro,
pues a estos tres tipos se les debe de agregar un cuarto, al que el propio
Rendón consideró como central: la milpa.
El Movimiento Pedagógico
impulsado en la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (cmpio)
desde el periodo escolar 1995- 1996, ha generado varias expectativas hacia la
construcción de propuestas educativas viables para las comunidades indígenas de
Oaxaca, a partir de la propia experiencia de cada uno de los profesores pero
apoyados en distintos planteamientos, entre ellos los de la comunalidad, el
diálogo cultural y la alfabetización, propuestos por el maestro Juan José
Rendón Monzón. La flor comunal que aquí se expone es una esquematización que
intenta resumir y presentar los diferentes aspectos de la vida de las
comunidades indígenas, pero no como elementos aislados sino como un conjunto de
conocimientos, instituciones y actividades que le dan sentido y cohesión a la
vida familiar y comunal. Los planteamientos del maestro Juan José Rendón Monzón
fueron construidos a partir de la reflexión durante su convivencia y
participación en comunidades indias, principalmente de los pueblos zapoteco y
mixe del estado de Oaxaca.
Esto le ha dado a su planteamiento
la característica de instrumento útil para que los profesores de la “CMPIO” y
los interesados en el desarrollo de las culturas milenarias de Mesoamérica se
apoyen en él para acercarse a las comunidades y profundizar en el conocimiento
de su cultura, para construir juntos alguna propuesta educativa viable.
Debemos recordar que la
cultura de los pueblos indios no es una acumulación o suma de rasgos o
elementos aislados sino una estructura compleja e integrada, en la que cada
rasgo o elemento tiene que ver con todos los demás formando un tejido de
múltiples cruces y contactos. Es por eso que elegimos representarla en forma
codificada (como un códice): la cultura como una flor en la que todos los
pétalos se juntan al centro, y que tiene además listones que atraviesan todos
los pétalos, se conectan y se juntan entre ellos con otras cintas que también
salen del centro. Esta flor representa la vida comunal o comunalidad de los
pueblos indios de América y probablemente de todos los pueblos originarios de
los demás continentes.
Los pueblos de origen
mesoamericano han basado su subsistencia principalmente en el cultivo de la
milpa, la cual es el centro de toda su cultura o modo de vida. También es el
eje de su fuerza política, porque la capacidad de producción de sus alimentos
es la base para una vida libre. Por estas razones, el Códice de la Flor Comunal
aquí incluido se lee del centro hacia afuera; en esa área está representado el
cultivo de la milpa o cualquier otra actividad básica para la alimentación y el
sostén de la comunidad. Es decir, puede ser cualquier actividad agrícola, como
el cultivo del café o de la caña, o también puede ser la explotación del bosque
o en su caso la pesca, como entre los pueblos que viven cerca del mar, de ríos
y de lagos. Estas actividades son las primeras que relacionan al ser humano con
la naturaleza, con la tierra; es decir con el territorio de cada comunidad.
El
territorio comunal
Es el espacio donde se asienta
y vive la comunidad indígena. Desde el punto de vista físico comprende los
suelos, bosques, costas, aguas y todos los recursos naturales que son
aprovechados, conservados, defendidos y desarrollados por aquélla en forma
comunal, ya sea de manera directa o indirecta, así como las zonas arqueológicas
y los sitios ceremoniales y sagrados como cuevas, cerros, árboles, manantiales,
etcétera. También hay otros aspectos que deben ser comprendidos como parte del
territorio de la comunidad y son aquellos que conforman la organización comunal
y se dan en su seno, los cuales podrían ser la base material y
económico-cultural para un desarrollo sustentable autónomo
El
poder político comunal
Se ejerce a través de los
sistemas de cargos para ejecutar la voluntad comunal. Éstos comprenden a las
autoridades, comisiones y comités, tanto civiles 22 como religiosos, electos en
asamblea general y todos los miembros de la comunidad tienen la obligación de
cumplirlos cuando les sean conferidos, a riesgo de ser multados, perder otros
derechos o ser desconocidos por el resto de la comunidad si se niegan a servir
a la comunidad en el cargo. El cumplimiento de los cargos requiere inversión de
excedentes de la producción, que son proporcionados por la misma persona que
los ocupa, por sus familiares directos o por una más o menos amplia y definida
red de parientes.
El
trabajo comunal
Tiene dos manifestaciones
principales. La primera se practica para satisfacer necesidades familiares y se
le conoce también como ayuda mutua interfamiliar recíproca; entre los zapotecos
se le conoce como guelaguetza o como gozona. La segunda es el tequio, que sirve
para construir y dar mantenimiento a las obras de utilidad común; este tipo de
trabajo se caracteriza porque todos los miembros de la comunidad tienen el
derecho de participar en la decisión de la forma de realizarlo y la obligación
de participar en su ejecución, que se hace en forma colectiva y requiere de
inversión de excedentes de la producción.
La
fiesta comunal
Una de las funciones
culturales de esta institución ceremonial es rendir culto religioso a los
santos patronos de los pueblos; los cuales sustituyeron a las deidades
naturales antiguas, con el fin de solicitarles y agradecerles favores.
Constituye también la principal ocasión para adquirir y refrendar la identidad
comunal, a través de un disfrute colectivo de excedentes, en un ambiente de
alegría y recreación.
Normas,
valores y leyes comunitarias (el derecho indígena)
En este campo se incluye
todo el conjunto de reglas, costumbres, conceptos y valores éticos
tradicionales que ayudan a regular la vida comunal; es la costumbre de “mandar
obedeciendo” y de solucionar los conflictos mediante el diálogo y la reparación
de la falta y sus consecuencias, más que a través del castigo.
La
educación tradicional
Dichas normas, conceptos,
costumbres y valores han de ser transmitidos por las generaciones mayores a las
menores. Esta transmisión constituye lo que puede considerarse la educación
tradicional que se realiza en el seno familiar y en el comunitario; es el medio
para capacitar, informar y formar a los individuos desde niños, para que
participen en la vida productiva y comunal, y la reproduzcan.
La
lengua originaria
Ésta es el medio de
comunicación que se usa para educar a los hijos y para tratar los asuntos
comunitarios en las asambleas, así como para hablar con las autoridades, los
ancianos y los médicos tradicionales, con los parientes Los elementos
auxiliares de la vida comunal 26 y los vecinos; a veces se usa también para
comunicarse con las deidades. Como medio de referencia, se emplea para nombrar
todos los aspectos de la cotidianidad, para designar los elementos de la
naturaleza (los suelos, la flora, la fauna), el cuerpo humano, las
enfermedades, los remedios
La
cosmovisión
Aquí se incluye el conjunto
de experiencias, conocimientos, mitos, saberes y creencias que dan sustento
explicativo y justificación a la vida comunal, a las actividades productivas y
a los diferentes comportamientos individuales y colectivos. Ante la
superioridad de las fuerzas de la naturaleza y la imposibilidad o dificultad
para entenderlas y controlarlas, los individuos y los pueblos tienden a
otorgarles un carácter sagrado o divino, y de esa manera las explican o las
aceptan sin discusión e intentan controlarlas con procedimientos rituales,
ceremoniales o “mágicos”.
Tecnologías
En esta categoría se incluyen los siguientes
elementos culturales:
Agricultura.
Principalmente en torno al
cultivo asociado de maíz, frijol y calabaza; incluye el aprovechamiento de
otras tierras, ocasionalmente, también se cultiva el tomate, chile, flores,
hortalizas, etc. Cría de animales, pesca, caza y recolección. Es la forma de
diversificar la alimentación mediante el trabajo familiar.
La
preparación de alimentos.
Es la puesta en práctica de un conjunto de
conocimientos, tradiciones, ritos y relatos míticos en torno al fogón y al
consumo familiar de la comida.
Artesanías.
Saberes para la elaboración
de instrumentos de trabajo, vestidos y otros objetos de uso cotidiano,
instrumentos musicales.
Oficios
y servicios comunitarios.
Son las diversas técnicas
empleadas por los médicos tradicionales, los embajadores, los abogados y los
rezadores.
La
vida ceremonial
Este es un aspecto de
carácter simbólico, ayuda a satisfacer las necesidades espirituales y a definir
la identidad individual y grupal. Hay ceremonias religiosas, agrícolas,
cívicas, individuales e interpersonales. De estas últimas, las más
sobresalientes son las fiestas comunales y las bodas. Incluye los saludos y las
formas de respeto.
El
intercambio igualitario y recíproco de productos y servicios
El de los productos
artesanales es simple, aunque actualmente está monetarizado; a nivel
comunitario y regional, se realiza a través de pequeños comerciantes y en las
plazas regionales o “tianguis” a los que se acude semanalmente. El de servicios
es el que también se nombra ayuda mutua interfamiliar.
División
del trabajo
Esta se da entre la
producción agrícola y artesanal, así como entre el trabajo masculino y el
femenino; generalmente hay coincidencia entre ambas situaciones.
Relaciones
interpersonales
Relación que puede ser
consanguínea o adquirida, es un medio importante de identidad dentro de la vida
comunitaria; por lo mismo, es factor de cohesión y es el medio para acordar la
ayuda mutua interfamiliar, y para auxiliar a financiar los gastos que se
requieren en el cumplimiento de los cargos civiles y religiosos. Así como para
definir la herencia de terrenos 29 y otros objetos. Incluye el parentesco
sanguíneo (matrimonio) y el ritual (compadrazgo), así como la reciprocidad
entre vecinos y la amistad entre familias y grupos de edad.
Servicios
comunitarios
Médicos tradicionales,
rezadores, abogados, etcétera, cuyos servicios brindan bienestar a la comunidad
desde una perspectiva propia.
Expresiones
artísticas e intelectuales
Se dan en las artesanías,
ceremonias religiosas y fiestas comunales, y en el tiempo libre. Aquí se
incluyen los mitos, las historias y las interpretaciones de la realidad.
Ocupación
del tiempo libre (diversión y esparcimiento)
Trabajos auxiliares, educación
con juegos, historias, cuentos y leyendas o mitos; práctica de deportes y
creación artística.
Como toda flor, la flor
comunal es hoy una expresión bella aunque también contradictoria de la vida de
los pueblos indios, y es la fuerza histórica de estos pueblos pero al mismo
tiempo es frágil y requiere ser cultivada todos los días, en un pesado pero
alegre y gustoso estilo de vida colectiva
Referencias
bibliográficas:
- Monzón,
J. (2011) “La Flor Comunal”, impreso en los talleres de Impretei, CNEII - CMPIO - CEEESCI – CSEIIO, D.F, México.
(Pág. 9 – 29)
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