"El fascinante sistema educativo del México prehispánico"
Al adentrarse los conquistadores españoles por primera vez en tierras mexicanas, fueron sorprendidos no por un grupo de salvajes sin cultura, sino por una civilización avanzada y compleja capaz de construcciones magníficas y una organización social, militar y política única en su tipo. En la base de estos complejos sistemas, y bastos conocimientos en distintas áreas, se encontraba la educación, una institución ya de por sí muy compleja a la cual podemos dar un vistazo a través de los testimonios de exploradores y sacerdotes que igualmente confundidos y maravillados documentaron las características de la educación indígena prehispánica, particularmente la presente en la gran Tenochtitlán.
La educación comenzaba en el hogar. Desde el momento del nacimiento el niño era ofrecido al Calpulli (barrio, familia o comunidad) para que le nombraran y se le entregase un símbolo del oficio que ejercerá “Cuando la partera presentaba al niño o niña, en la mano de la criatura se colocaba una insignia que tenía que ver con el oficio de su padre o madre según el sexo y en esas cosas se debía ejercitar cuando tuviera edad para ello.” (Suárez, 2001). Los hombres aprendían a realizar el trabajo del campo o trabajar en artesanías como la plumería, y las mujeres aprendían a cuidar del hogar y preparar la comida. Incluso existían centros culturales donde ayos y maestros enseñaban con mano dura valores y habilidades relacionadas al canto, la danza y el arte de la guerra. El objetivo de la educación era el hacer crecer y endurecer a los alumnos, para lo que se empleaban castigos físicos que incluían baños de agua fría, espinas bajo las uñas y quemar chiles debajo de los ojos.
Una vez terminada esta etapa los chicos podían asistir a tres diferentes centros de enseñanza, todos ubicados junto a los templos. El primero el Calmécac, exclusivo para los jóvenes pertenecientes a la nobleza (aunque es probable que algunos plebeyos ofrecieran a sus hijos al Calmécac desde pequeños y se les permitiera estudiar ahí), donde se formaban sacerdotes, jueces, administradores, gobernantes y militares. Se enseñaba, entre otras cosas la interpretación y escritura de los textos sagrados y de organización social. El Calmécac era reconocido por su especial dureza en la formación moral de los estudiantes, sometiéndolos a ayunos y autosacrificios que les acostumbrasen a la vida de servicio que tendrían en la adultez.
Para los macehuales (o plebeyos) existía el Telpochcalli, donde eran preparados para la guerra y el servicio del pueblo (trabajos sociales como la construcción de edificios). Existía un curioso sistema de toma de prisioneros en donde los alumnos que más prisioneros enemigos atrapasen subirían a través de los rangos militares hasta poder ser un guerrero águila o jaguar. A pesar de que el Telpochcalli también contaba con severas reglas y castigos, este era un poco más permisivo; permitía, por ejemplo, que los jóvenes fueran a comer con sus familias o visitasen a las mujeres antes del matrimonio, práctica común en la época, aunque el adulterio (así como el alcoholismo y otros vicios) eran vistos como crímenes que podían ser pagados con la muerte.
El Cuicacalli o casa del canto era una institución con el objetivo principal de la formación musical, así como el sitio donde los encuentros entre jóvenes hombres y mujeres ocurrían. Era un sitio de gran importancia, sede tanto de fiestas religiosas como del trabajo comunitario de los jóvenes del Telpochcalli. Hay que tener presente la importancia de la música en la cultura, que hacía referencia a las bellezas naturales pasadas y presentes, así como a los dioses. Una práctica similar era el huehuetlatolli (retórica), discursos que acompañaban todos los eventos importantes de la vida social e individual.
Como podemos apreciar, la educación en las culturas prehispánicas estaba directamente relacionada con el género y el nivel social de la persona, tenía un gran enfoque religioso, militar y social, y era caracterizada por la brutalidad de sus castigos físicos y la importancia de la moral y la imagen pública. Todas estas son características que denotan la complejidad de las civilizaciones a las que pertenecían, su compás moral y el gran enfoque militar que llevó al pueblo Mexica a conquistar sobre los demás grupos de Mesoamérica. Hay mucho que aprender no sólo de la educación, pero de las culturas autóctonas en general que es una pena como suelen ser ignoradas en la historia universal, siendo que nos permiten conocer nuestras raíces y aspectos culturales que prevalecen aún hoy en día.
Escrito por Juan Pablo Villaseñor Méndez, estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación.
Fuentes bibliográficas:
> Escalante, P., & Estrada, D. T. (2010). Historia mínima: la educación en México. México, D.F.: Seminario de Historia de La Educación en México, El Colegio de México.
> Suarez, Carlos (2001). Sobre la educación precolombina en Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, núm. 6, enero – diciembre, 2001, pp. 137-156. Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela.
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